Ikigai y la creación de objetivos casi imposibles
Ikigai y la creación de objetivos casi imposibles
Cuando pensamos en emprender, o bien, cuando ya somos emprendedores, siempre vienen a nuestras mentes los sueños, las expectativas y los potenciales logros de nuestros negocios. En administración de empresas a este ejercicio se le llama formulación de objetivos SMART (Objetivos específicos, medibles, alcanzables, relevantes y definidos en el tiempo).
Este concepto suena muy bien, sin embargo, en esta oportunidad no estamos formulando un plan de negocio, sino pensando en las metas que queremos alcanzar en nuestras vidas, incluyendo a nuestros emprendimientos empresariales. Es decir, el foco no debe estar en los millones que podemos ganar, sino en la trasformación de vida que queremos alcanzar.
¿De que serviría una tonelada de oro si no somos felices? Cuando encontramos nuestro Ikigai, la abundancia es un paquete completo. No solo la consecuencia del dinero, sino la abundancia en todos los estamentos de nuestra vida.
He visto a personas que hablan de ponerle el 200% a un proyecto. Pienso que esas personas no conocían su verdadero 100%. Ikigai nos da la posibilidad de establecer cualquier meta en nuestras vidas, que incluso puede parecernos imposible de realizar, pero cuando estamos establecidos en nuestro Ikigai, cualquier cosa se puede realizar.
Y no estoy proponiendo pensar positivo para que todo se de. Estoy hablando de conocer nuestros límites y superarlos al tiempo que tenemos una vida plena. Muchos de nuestros límites son barreras imaginarias que hemos sostenido por toda nuestra vida. Cuando descubrimos que se tratan de murallas de cartón, estas pueden ser fácilmente removidas, dejando el camino libre para llegar a una meta mayor.
Por años tuve la creencia que yo no podía hablar en público. Evitaba por todos los medios hacerlo. Perdí muchas oportunidades debido a esa barrera mental. Pero un día decidí lanzarme a dictar una conferencia a un grupo de directivos empresariales. Sabía que dominaba el tema, pero no me sentía seguro que lo lograría, pero algo en mi interior me impulso a realizarlo, y oh sorpresa, cuando recibí feedback de los asistentes sobre lo valioso del contenido y la buena forma en que había desarrollado la charla.
Uno de los descubrimientos de mi Ikigai, es que la fijación de metas está dispuesta para mantenernos enfocados. A eso se le llama en Japón ganbarimasu, que se suele traducir como «hacerlo lo mejor posible» o «extender nuestra testarudez hacia el logro del objetivo». Es decir que lo importante es el camino, el esfuerzo que ponemos hacia el logro de nuestras metas, no la meta solamente.
Shinkansen, la red ferroviaria de alta velocidad de Japón, es el ejemplo perfecto de objetivo casi imposible. Se retó en los años 60 a los ingenieros que duplicaran la velocidad del tren entre Tokio y Shin-Osaka, de 100 km por hora a 200 km por hora. Lo que llevo a derrumbar y redefinir los nuevos límites de la ingeniería para conseguir una verdadera innovación radical y no el desarrollo incremental que todos esperaban en su área de confort.
Emprender entonces, exige objetivos radicales. No podemos permanecer sentados con la regla del menor esfuerzo en nuestras manos. Ikigai nos invita a que nos sentemos y escribamos nuestros objetivos de mediano y largo plazo. Sentarnos y escribir los objetivos del primer año, del segundo y el tercero en todas las esferas de nuestra vida, nos permitirá observar nuestros actuales límites y superarlos.
Escritor, mentor, consultor, infoproductor, emprendedor, enfocado en la transformación y desarrollo personal.
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